lunes, 15 de noviembre de 2010

¡Qué susto!





Tomás Aquíno Méndez
tomas.mendez@listindiario.com
“Tomas”, que gracias a Dios no tocó tierra en Haití ni en Repùblica Dominicana, nos asustó a todos. Particularmente esa depresión, convertida luego en huracán, puso a temblar a todos los suroestanos. El Yaque del Sur comenzó a aumentar el caudal de sus aguas y a penetrar a los predios agrìcolas de la zona.
Eso no sólo puso en alerta a los productores, sino a todos los ciudadanos. De inmediato, como si se viera una película repetida, surgieron las imágenes destructivas de “David” y “George”, para sólo citar dos de los huracanes que más han golpeado a la región.
La gente comenzó a proteger sus pocos bienes. También comenzaron los lamentos y exclamaciones.
¡Qué Dios nos ampare! ¿Por qué no inician esa presa a ver si descansamos de este mal? ¡Que le digan al Presidente cómo es que vivimos cada vez que llueve! En fin, Monte Grande fue anhelada con más intensidad ante las amenazas del ciclón “Tomas” el pasado fin de semana. Los sureños pensamos que si esa presa existiera, no viviéramos esa tensión cada año. No se perdieran tantos cultivos y vidas cada año. Insisto en la necesidad de que más voces de hombres y mujeres del Suroeste se unan para reclamar esa obra. No bastan los movimientos espontáneos y esporádicos. No tendrán éxito las voces aisladas que de cuando en vez se levantan por Monte Grande.
Debe, y tiene que constituirse un comité pro Monte Grande donde estemos representados los religiosos, profesionales, agricultores, comerciantes, empresarios, amas de casa, funcionarios locales, síndicos, legisladores, para elevar una sola voz. La presa se inició en sus obras colaterales, pero eso ya fue paralizado. Ignoramos las causas. Cuando se reclama, algunos funcionarios alegan que la obra será una realidad, pero ¿cuándo? Sin dinero no será posible.
Y hoy, en el presupuesto, no se han incluido los fondos para ésta. Se habló de 20 millones de pesos, se ha hablado de 93 millones, pero nadie dice exactamente cuándo y cómo están distribuidos.
Sigamos, pues, redoblando los esfuierzos para que Monte Grande sea una realidad.
¡Hasta la victoria... siempre!

Tomado de lislin digital

 Foto original Pastora Zobeida Ferreras