domingo, 30 de mayo de 2010

SEGUIMOS HABLANDO DE LA PRESA MONTE GRANDE

 
Una vez mas nos hacemos eco de las publicaciones del periodista Tomas Aquino Mendez, hablando sobre la presa de Monte Grande.....Ilusorios Tomas y la Iglesia de la Alabanza de Neiba????..a lo mejor te lo parecemos: El seguira escribiendo sobre Monte Grande y nosotros orando cada viernes hasta que sea levantada e inaugurada......amen!!!!!!!!!
 
EXPRESIONES
Primer paso



Tomás Aquino Méndez
tomas.mendez@listindiario.com
En mi región, de hombres y mujeres laboriosos, donde abundan la precariedad... y la esperanza, acostumbramos decir que “hambre que espera jartura, no es hambre”. Jartura, así con “J”. Probablemente usamos mucho este refrán popular porque en el Sur, y más allá, en el Suroeste, hemos vivido siempre de la esperanza.
Soñamos con que las cosas serán diferentes. Confiamos en que todo va a cambiar y que más temprano que tarde habrá un despertar, un florecer en nuestros campos y alcanzaremos el desarrollo esperado. Lograremos que nuestros agricultores labren la tierra sin precariedades y vendan sus cosechas a precio justo y sin explotación.
En el camino hacia esas conquistas hemos encontrado muchos escollos, muchas piedras, pero seguimos adelante.
Algunos se han quedado en el tránsito a la meta; otros consideran ilusos a quienes persistimos. Sin embargo, los que hemos tomado el camino del optimismo no desmayaremos.
Uno de los esfuerzos para alcanzar el desarrollo del Suroeste ha sido la lucha por lograr la construcción de la presa Monte Grande, obra que desde hace más de 40 años es esperada y reclamada.
El pasado martes, finalmente, se dio el primer paso concreto hacia la consecución de esa obra. Los senadores aprobaron el contrato de préstamo por 19 millones de dólares para el financiamiento de su construcción.
La estructura pondrá mayor control a las riadas del Yaque del Sur, ayudará a que más de 400 mil tareas improductivas cambien de estatus y que los acueductos de la zona brinden un más eficiente y mejor servicio. Estos primeros recursos deben llegar sin demora.
Las familias que deben ser reubicadas de la zona ya fueron censadas y esperan que las autoridades cumplan con ellos, no sólo facilitándole un lugar seguro donde vivir, sino entregándoles las tierras que les permitan sostenerse, la escuela donde educar a sus hijos y el centro de salud donde atender sus enfermedades.
Confiamos en que esta vez el proceso no se detendrá y que, finalmente, el hambre de progreso de los suroestanos será saciada.

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